Las masías catalanas estaban pensadas para albergar familias de tres o cuatro generaciones. El titular de la casa era el dueño del heredero y este compartía la casa con los otros hermanos solteros y los mozos que ayudaban en las tareas del campo.

Situadas en la parte superior de la casa estaban las habitaciones de los mozos, hoy este espacio es un alojamiento para 6 personas, dispone de tres habitaciones dobles, una cocina, un comedor y sala de estar con chimenea, y dos baños completos.

(6 adultos)